viernes, 22 de julio de 2011

Es imprescindible modificar el Sistema Educativo

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Por Claudio Hunter Watts (*)

Una reciente encuesta en colegios públicos y privados del ciclo secundario de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, realizada por UNICEF, reveló que la humillación y el hostigamiento son los más frecuentes episodios de violencia entre alumnos; también que un gran porcentaje de los estudiantes entrevistados manifestó conocer que compañeros de clase portan navajas y que otros han concurrido con un arma de fuego.
Esos casos suelen ser catalogados genéricamente “problemas de conducta”, sin advertir que apenas son la punta del iceberg de una problemática mayor que requiere ser enfrentada de manera urgente.
La mayoría de los alumnos tiene problemas severos, como dificultades en el manejo del lenguaje y, por ende, en la comunicación, déficit de atención con hiperactividad, dislexia, y una serie de trastornos que van desde el obsesivo compulsivo, el oposicionista desafiante, el bipolar, impulsividad sin control hasta los alimenticios, como insuficiente nutrición, bulimia o anorexia. Otras causas en las fallas de aprendizaje son los problemas familiares y emocionales, producto de violencia doméstica, abuso verbal, físico y hasta sexual, sumado a una falta de reglas y de límites en el seno del hogar que permite que muchos niños concurran a la escuela mal dormidos y alterados por exceso de internet y de TV basura en horarios inusuales y sin ningún control.
Pero tampoco se puede desconocer que el Sistema Educativo, orgullo en otras épocas de los argentinos, ha colapsado ante el arrollador avance de las nuevas tecnologías, el saber automático y la información mediática, lo que a su vez generó en niños y adolescentes otros hábitos, conductas y hasta valores muy distintos a los de sus mayores. Un chico de entre 6 y 16 años tiene en nuestro país unas mil horas de clase al año, pero en ese período pasa poco más de 1.500 horas frente a una pantalla de televisión o de una computadora.
El Gobierno ha tomado una serie de medidas para la inclusión de alumnos (ampliar la matrícula con la Asignación Universal por Hijo, obligatoriedad del Segundo Ciclo, entrega gratuita de textos escolares y de computadoras, etc.) pero, aunque importantes, esas medidas no cubren las demandas crecientes en materia de seguridad y de competencia y excelencia educativa.
Por lo tanto, es imprescindible producir importantes cambios en el Sistema Educativo Nacional con el objetivo de preparar al cuerpo docente para que rescate la importancia de la escuela como formadora de ciudadanía y trasmisora de cultura, con un ejercicio responsable de la autoridad, la disciplina y la motivación de una manera prudente y equilibrada, con mecanismos democráticos de control, que permitan la diversidad educativa y la inclusión, con una fuerte intervención de los servicios sociales y psicológicos escolares que trabajen en forma mancomunada con las familias de los educandos.
Además, en aquellos casos de alumnos de alta conflictividad se pueden utilizar herramientas que son exitosas en otros países, o sea, situándolos en pequeños grupos y con maestros o profesores entrenados convenientemente. Todos los docentes deben ser preparados en métodos de prevención de crisis, cuestión de detenerlas antes de que se transformen en violentas. También es imprescindible y urgente reflotar la alianza familia-escuela para que puedan poner juntos freno a tantas distorsiones de valores, a tanta violencia y eso se logra dedicando tiempo a nuestros hijos, que es la mejor forma de amar y de educar.

(*) Psicólogo (Matrícula Nacional Nº 18.416), especialista en trastornos de conducta de la niñez y la adolescencia. Coordinador terapéutico del Instituto San Martín de Porres (www.porres.edu.ar), dedicado a la educación de autistas.

Publicado por: El Debate Pregón.

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