miércoles, 30 de noviembre de 2011

Alcanzaron el 6, aprobaron y se van antes de la escuela

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Si un alumno de secundaria aprueba cada uno de los tres trimestres en los que se divide el año escolar con una nota mínima de 6, puede pasar de un año a otro sin ningún tipo de dificultad.

Y como no hay obligación de seguir cursando la última semana de clases, denominada de refuerzo de contenidos, en los hechos sucede que conseguido ese objetivo –el 6 como nota mínima–, muchos alumnos se despiden por anticipado de las aulas.
El sistema les da esa posibilidad: si en el primer trimestre la calificación que consiguieron fue de 5, y tuvieron posibilidad de recuperarse en el segundo trimestre con un 7, y concluir la última fase del año con un 6, el promedio general les da 6, y así ya se dan por aprobados. Y aún cuando acumulen faltas, deciden irse antes.
El promedio no se aplica de modo general: si un alumno consiguió un 7 en el primer trimestre, un 6 en el segundo, y un 5 en el tercero, y aún cuando esa media le dé como resultado final un 6, irá de modo indefectible al tribunal examinador de diciembre.
Griselda Polter, rectora del Colegio Nº 1 Domingo Faustino Sarmiento, entiende que al alumno “que ya aprobó todas las materias hay que compensarlo de alguna manera. Y se le permite que deje de ir a clases. Es más, en algunos casos nosotros les pedimos que asistan a clase, de modo que el profesor de una asignatura determinada pueda concentrase más en aquellos que tienen las mayores dificultades, y que deben seguir cursando el año”.
En realidad, el año escolar concluirá recién el próximo 2 de diciembre, pero hay alumnos que dieron por finalizado su año escolar el último viernes.

Cambio. La denominada promoción directa, que permite pasar de año habiendo conseguido una nota promedio de 6 en los tres trimestres del año escolar, surge de una resolución que comenzó a aplicar este año el Consejo General de Educación (CGE).
A través de la resolución Nº 1.582, de mayo último, Educación puso en práctica este año un nuevo sistema de evaluación, acreditación, calificación y promoción para los estudiantes de secundaria, que obliga a las escuelas a encontrar los mecanismos suficientes de modo de garantizar que los alumnos puedan avanzar en el sistema educativo, y no repitan de año, la espada de Damocles del sistema.
Esa normativa dice que la calificación en secundaria se aplica con valores en números que van de 1 a 10 –ya no existe más el 0–: así, entre 6 y 10 significa aprobación; entre 1 y 5, no aprobación. Y como el año escolar se divide en tres trimestres, en el caso de los alumnos regulares, la aprobación de cada materia se alcanzará con un promedio anual de 6, nota que además no debe estar por debajo de ese número en el último trimestre.
En el caso de que haya alumnos que no alcancen esa nota, es responsabilidad de la escuela instrumentar una semana de integración de saberes, que incluye a todos, los que alcanzaron el 6 y los que no lo hicieron. En los hechos, en el último trimestre no todos asisten a esa semana de integración. Y por eso, lo que se observa es que los alumnos que ya consiguieron la nota necesaria, se han dado por aprobados y están despidiéndose de la escuela de modo anticipado.
Marcela Mangeón, la técnica de la Dirección de Educación Secundaria del CGE que tuvo a su cargo la transformación del nivel medio en Entre Ríos, explica que el nuevo sistema de calificación apunta a que la semana de integración de saberes incluya a todos, los que aprobaron y los que no aprobaron.
“Unos, para alcanzar el 6, los otros, para tratar de llegar al 10, a la excelencia. Pero en los hechos, lo que hacen algunos chicos es jugar con eso de haber alcanzado el 6. Juegan con las faltas, y dejan de cursar. Pero todavía están en el sistema, y la escuela debe aplicarles falta, por más que hayan aprobado”, señala.

Notas apeladas. El nuevo sistema de evaluación, que este año comenzaron a aplicar las escuelas, se constituyó además en un cuestionamiento hacia el trabajo docente: el profesor debió repensar su modo de evaluar a los alumnos, por cuanto ahora se introdujo la posibilidad de que los estudiantes pidan explicaciones frente a una calificación que no comparten.
El esquema establece que “la escuela realizará un análisis crítico de las prácticas pedagógicas”, y en ese replanteo está la obligación de que la escuela, al comenzar cada año escolar, explique y ponga en conocimiento de padres y alumnos de qué modo se los evaluará a lo largo de los tres trimestres.
La novedad es la eliminación este año de los recuperatorios, y su reemplazo por las denominadas semanas de integración de saberes que se incluyeron en la última semana de cada trimestre. Se trata de una posibilidad para que los alumnos con dificultades puedan seguir avanzando y evitar la no promoción.
La reglamentación abre la posibilidad a alumnos y padres de reclamar frente a una nota no compartida. Ese derecho de peticionar está contenido en un apartado del régimen de calificaciones, y señala que un estudiante, o un grupo de estudiantes o también los padres, pueden pedir una revisión sobre alguna “instancia del proceso de evaluación, debidamente fundado”.

Un cuello de botella

La rectora del Colegio Nº 1 Domingo Faustino Sarmiento, Griselda Polter, dice que aún cuando los índices de fracaso escolar hayan mejorado, persiste un cuello de botella en el segundo año, el antiguo octavo año, o el primer año de la vieja secundaria.
En el viejo esquema, los chicos iban en primaria de primero a séptimo grados, y luego pasaban al nivel secundario. Con la transformación, el séptimo grado quedó absorbido por la segundaria, que pasó a denominarse primer año del ciclo básico. Y es allí, precisamente, donde ocurren los mayores fracasos ahora.
“Estamos viendo que hay un problema en los octavos años, o sea el segundo año de secundario. Ahí sigue habiendo un problema. No sé si es la edad de los chicos, o qué, pero notamos mucho fracaso, porque no aprueban muchas asignaturas. Hay preocupación de los docentes y equipos directivos. Los profesores han cambiado hasta la forma de dar los contenidos, pero no hay forma de modificar esa situación. Me parece que se trata de un problema profundo”, apuntó la docente.

Publicado por: Ricardo Leguizamón - El Diario de Paraná.

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